He cambiado las puestas de sol
con el viento acariciando mi rostro
por las luces artificiales de los edificios
y noches pardas con el cielo roto.
Las vueltas por el campo con mis perros
por un paseo matutino en el metro de Madrid,
las tardes compartidas con mi familia y amigos
por un trabajo que me permite sobrevivir.
He cambiado el contacto con la naturaleza
y una vida de tranquilidad y esparcimiento
por prisas, agitación y nerviosismo sucedidos
en inmensas superficies de hierro y cemento.
Y es que aunque a veces vengan hedores detestables
hay que intentar disfrutar del aire
para que cuando las mejores esencias nos rodeen
sepamos disfrutar de ellas como nadie.
¡Bravo Luis, bravo! Me encanta este poema, es precioso :D
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