29 de mayo de 2010

ME DUELEN LAS ALAS


Esta mañana al despertar noté húmedas mis sábanas
la almohada estaba pegajosa y también mi cara,
amanezco empapado en la sangre que fueron mis nocturnas lágrimas.

Hoy no me importa terminar de morir, me duelen las alas
cuando la siniestra luz lo envuelve todo, llora mi alma.
Se arrastra mi mirada entre las juntas de la solería,
no fue tanto el dolor al despertar y ver la sangría,
como el causado al contemplar que este cuerpo sigue con vida.

Me duelen las alas, pero no me las alcanzo a cortar,
ya no existen cayados en los que me quiera apoyar,
me sangra el alma, hasta ahora he conseguido ocultar el rastro,
ahuyento a los lobos haciendoles pensar que no sangro.