
En mi eterno caminar hacia la primavera
me encuentro con amaneceres nublados
que perturban mi pensativa cabeza
y me vuelven oscuros los días livianos.
Dejo entrever la oscuridad
en el reflejo de mis ojos
aunque me pese declarar
que dentro de mí, me siento solo.
Se oyen voces que intentan clarear el día
pero a pesar de su voluntad,
hoy la simiente no puede dar vida.
A veces, deseo la noche eterna
para no volver a ver las nubes
a veces, vivir en mí es una condena
por mi gran corazón, mi alma se consume.