5 de junio de 2011

POETA A POETA


Corazones palpitantes que quiebran
muros de ladrillos invisibles a cada latido
y consiguen expandir su sentir
bañandonos en la caliente sangre
y retrayendose produciendo escalofríos,
una vez que ha empezado el reflujo
arrastra como las corrientes del mar,
se hace innecesario escapar.

Ahogame en tu sangre dulce
revientame con tus latidos
ahora te comprendo un poquito mejor
y te miro como a un recién nacido.

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