4 de agosto de 2012

EL CANARIO


Le compré a mi madre un canario
para que le diera alegría
con su canto mañanero
que resuena con la luz del día.

Me mira cada vez que me acerco
con sus perlas negras intrigado,
el nerviosismo robótico de su cabeza...
ah! Silencioso observador anaranjado.

Compré un canario para verlo
comer lechuga y migajón,
para contemplarlo en la jaula
que es su hogar y su prisión.

Su sigilo retroalimenta las
cuestiones que le planteo
me estoy acostumbrando a conversar
con mi curioso compañero.

Me compré un canario
porque me gusta su conversación,
el calla cuando yo me silencio
y me incita a la reflexión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario