22 de julio de 2009

DESAMOR



El cubo de la fregona empezaba
a oler a amor derramado,
los pañuelos se llenaban de lágrimas
cuando el tren me alejaba de tu lado.

El llanto y la tristeza se tornaban en cansancio,
mientras veía que las miradas
de aquellos desconocidos se posaban
en mí, como en las ramas los pájaros.

Pero un día, al amanecer, no llegó
a mi cuerpo la luz,
mañana sumida en la oscuridad,
tristeza inmensa a la que ahora
mi alma se empieza a acostumbrar.

No puedo mantener una selva tropical
tan solo con agua, necesita del sol,
el tiempo hizo que mi humilde tiesto
quedara mustio, sin hojas ni flor.

Y aún permanezco aquí,
pero si algún día no aparezco
por tu puerta, no te extrañes,
tan solo habré muerto para tí.

1 comentario:

  1. A esa mujer
    que un día vivió
    en mí las 24h.

    A esa mujer
    que por alguna causa
    a veces me acompaña.

    A esa mujer
    que donde quiera que esté,
    el tiempo la hará olvido.

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