8 de agosto de 2009

EMIGRANTE



En aquellos años te tenías que
buscar como fuera las habichuelas,
lo suficiente para tener un techo
donde dormir y un plato en la mesa.

Así que dejamos Montilla después
de una vida, para llegar a Valencia,
nuestra gente, nuestro pueblo,
para mí fue duro abandonar esta tierra.

Y mientras seguíamos adelante
me destrozaba con sus garras la tristeza
las noticias de la muerte de mi hermano
y mi cuñada me golpearon con fuerza.

Mis hijos forjaban su futuro
luchando día tras día con tesón,
por ellos cambié toda mi vida
para que tuvieran un futuro mejor.

Comenzábamos a echar raíces
aunque nunca me ha gustado estar allí,
¡la vida! que nos pone donde quiere,
echo de menos mi Montilla, lugar en que nací.

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